martes, 25 de noviembre de 2008

Tecnología. En la cuarta discontinuidad

Preguntarse ya cuál será la finalidad de las máquinas no es nuevo. Lo que en un tiempo fue el invento que sustituye o extiende nuestras acciones, hoy en día nos hace reflexionar nuevamente sobre el alcance de su propósito.
Para los griegos, “Techne” significa tanto arte como técnica y a pesar de su amor por lo bello y lo práctico, los griegos ubicaron jerárquicamente a los artistas y técnicos por debajo de los filósofos.
Para Aristóteles: “la naturaleza siempre opera contraria a la resolución humana, sigue siempre el mismo curso sin desviación, mientras que la resolución humana es siempre cambiante. Es ante la dificultad de contrariar el curso de la naturaleza, que quedamos perplejos, y llamamos al arte en nuestra ayuda”

En el siglo XIX se comienza a producir una imprudente explotación de los recursos naturales de la tierra. Áreas geográficas enteras se consideran solo como proveedoras de materia prima a utilizar y reducir. Karl Marx definió la situación en un discurso pronunciado en Londres en 1856: “La maquinaria privilegiada con el don maravilloso de acortar y dar mayores frutos a la labor humana, nos consume con el hambre y el exceso de trabajo. Sus colmillos han convertido, por algún hechizo salvaje, las nuevas fuentes de riqueza en fuentes de necesidad. Las victorias del arte parecen compradas por la pérdida de carácter. Al mismo paso que el hombre domina la naturaleza, el hombre parece esclavizarse a otros hombres o a su propia infamia”.

Para Norbert Wiener dice en su libro “Cybernetics” (1946): “He dicho que este nuevo desarrollo ha desatado posibilidades ilimitadas tanto para el bien como para el mal. Por lo siguiente; hace del metafórico predominio de las máquinas, como fue imaginado por Samuel Butler, un problema no metafórico y más inmediato. Le da a la raza humana una nueva y más efectiva colección de esclavos mecánicos, para desempeñar su labor. Esta labor mecánica tiene la mayoría de las características económicas del trabajo esclavo y no involucra los efectos directos desmoralizantes de la crueldad humana. Sin embargo, cualquier labor que acepte las condiciones de competencia con el trabajo esclavo, acepta las condiciones del trabajo esclavo, y es esencialmente trabajo esclavo. La palabra clave para esta afirmación es competencia. Trasladar a las máquinas las tareas serviles y desagradables puede ser algo muy bueno para la humanidad, o puede que no lo sea, no lo sé”.

La máquina ha sido vista por los surrealistas como enemigas de la naturaleza o para explorar connotaciones eróticas.

En 1931 en la película “El Gran Dictador” de Chaplin, el hombrecillo dice: “La máquina que genera abundancia nos ha dejado en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha vuelto cínicos; nuestra inteligencia, duros y egoístas. Pensamos demasiado y sentimos muy poco, Mas que máquinas necesitamos humanidad”.

Desde 1994 investigadores de la Universidad de California del Sur e investigadores de la Universidad de Wisconsin trabajan en computadoras con ADN (Nature, 2000). Se basan en el hecho de que el ADN funciona según un lenguaje de cuatro términos, en consecuencia más complejo que el lenguaje binario informático, y quieren explotar las capacidades informativas y combinatorias notables de los genes del ADN, utilizando impulsos químicos. Una tecnología de punta consiste en recurrir a biomicrochips o microchips con ADN, que pueden contener cada una 10.000 genes por centímetro cuadrado, y seguir la aparición o desaparición de esos genes en función de los estímulos a los que los sometemos para determinar sus respectivos roles.
El impacto de las nuevas tecnologías nos deja varios ítems a reflexionar. Uno de ellos, es el que destruye la diversidad cognitiva, lleva a la desaparición de las actividades manuales en la carrera de una simulación total. El conocimiento del cuerpo se des-educa. En este caso podemos nombrar a Sterlac.

La quinta ley paradójica que nos señala Hervé Fischer: “La inteligencia humana tiende una vez mas a desvalorizarse y a renunciar a sus capacidades propias en beneficio de una inteligencia considerada superior, actualmente la de lo numérico”.

Así como miles de años atrás el humano se remitía a las fuerzas de la naturaleza y a la de los dioses, hoy se remite a la inteligencia artificial, que sería superior y podrá transformarnos en cyborgs infinitamente poderosos. Nuevamente pongo en tela de juicio la tecnología con que fines.

¿Crearemos cyborgs?... ¿cuando incorporaremos la tecnología a nuestro cuerpo?... ¿como se incorporan los estudios genéticos de laboratorio?
Haciendo una analogía con la obra de Giger nos acerca a un gran fracaso. ¿No?

El primer ordenador digital nace durante la segunda guerra mundial, en 1943 llamado el Colossus, realizado por un grupo de científicos y matemáticos que trabajaban en Londres. Utilizado para descodificar los mensajes de radio cifrados de los alemanes.

Posteriormente, en la guerra fría los Estados Unidos necesitaba estar informado sobre los movimientos de la Unión Soviética, los espías norteamericanos estaban esparcidos por todo el mundo y la necesidad de crear una red descentralizada se convertía en una necesidad.
En 1965 el pentágono a través de su agencia de investigación de proyectos para la defensa (DARPA), promueve un estudio sobre "Redes cooperativas de computadoras de tiempo compartido. En 1969 la DARPA, junto con la compañía Rand Corporation desarrollaron una red sin nodos centrales basados en conmutación de paquetes. La información se dividía en paquetes y cada paquete contenía la dirección de origen, la de destino, en número de secuencia y una cierta información. Los paquetes al llegar al destino se ordenaban según el número de secuencia y se juntaban para dar lugar a la información. Al viajar por la red, era más difícil perder datos, ya que si un paquete concreto no llegaba al destino o llegaba defectuoso, la computadora que debía recibir la información sólo tenía que solicitar al computadora emisor el paquete que le faltaba. El protocolo de comunicaciones de llamó NCP (Network Control Protocol). En 1969, el año que el hombre llegó a la Luna, se abría el primer nodo de la red llamada DARPANET, posteriormente en 1972 se cambió el nombre por ARPANET. Por este tiempo ya conectaba unos cuarenta nodos.

En 1971 se creó el primer programa para enviar correo electrónico, combinando un programa interno de correo electrónico y programa de transferencia de archivos. En este mismo año un grupo de investigadores del MIT (Massachussets Institute Technological) presentaron la propuesta para el primer protocolo para la transmisión de archivos en Internet (RFC 114).
En 1979 ARPANET crea la primera comisión de control de la configuración de Internet (Interconnected Networks o red de redes) y dos años mas tarde en 1981 se define el protocolo TCP/IP (protocolo de control de transferencia / protocolo de internet). En 1975 se funda Microsoft y en 1976 Apple.
Recién en 1983 ARPANET se separa de la red militar, por lo cuál se considera esta fecha como el nacimiento de Internet.

En virtud de lo planteado, la idea de panoptismo puede estar dada por la máquina. Aquí pienso en Petit Mal, que es una obra artística robótica de Simon Penny verdaderamente autónoma, ágil y seductora, capta y explora el espacio arquitectónico, buscando y reaccionando ante la gente, da la impresión de ser inteligente y poseer un comportamiento no antropomórfico ni zoomórfico.

Entiendo que, por un lado la tecnología puede ser eficaz desde un panoptismo severo y exacerbado, optando por el exterminio si el mismo fuese necesario. Cabe aclarar que es necesario controlarnos y disminuirnos. Sabido es, como ya mencionamos con anterioridad, que somos demasiados para el planeta. En tal cuestión, cuando se acerquen tiempos límites quién tendrá el poder tendrá las mayores posibilidades de sobrevivir.

Otra alternativa es brotar desde un magnífico sueño... desde un mundo alegórico, intentando tomar poder con signos suficientemente “virtuales”, acogidos sobre el desdén de un deseo de ciega somnolencia, careciendo de una realidad tangible... palpable... vívida.

A propósito aquí tenemos otra virtud de la tecnología, acercarnos al letargo. Este letargo tiene un final predecible, así lo marcan las investigaciones realizadas por distintos científicos.

Según Bruce Mazlish se genera una nueva discontinuidad debido a este cambio en nuestra conciencia metafísica: “Las alternativas son o una atemorizada repulsión hacia los <> que hemos creado o una creencia ciega en sus <>, y una patética fe en que ellos pueden resolver todos nuestros problemas humanos. Lástima que, con la perspectiva que he sugerido, las maquinas sean <>, parafraseando a Nietzche. Pero al decir esto, también he dicho que son <>. Entonces la cuestión es si debemos repetir la verdadera historia de Frankestein y, apartándonos de los <> que hemos creado, desviarnos al mismo tiempo de nuestra propia humanidad, o, por el contrario, si debemos aceptar el golpe a nuestros egos y entrar en un mundo fuera de la cuarta discontinuidad.”

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